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#2 #2 bonibonito dijo: 3) Somos animales comunitarios y nuestra imagen importa. Y no sólo la física, sino la posición social. Qué dicen los demás de nosotros importa e influencia a las posibles parejas.
4) En parte por el punto 3, no decimos la verdad. Si quieres saber qué piensa o prefiere una persona, fíjate en cómo se comporta, no en lo que dice (esto no quiere decir que se deba insistir o forzar a nadie, pero sí que, a excepción de afirmaciones tajantes y contundentes, las palabras son siempre ambiguas y que es mucho más fiable ver qué dicen los ojos o la pose).
5) Por regla general, y no sólo por miedo a la condena social, la mujer va a ser especulativa y contemplativa. La iniciativa la mayoría de las veces la llevará el varón.
6) El punto 5 marca la diferencia entre los ganadores y los perdedores de la carrera por la perpetuación. Más hoy que nunca, hay que ser valiente para, siendo hombre, atreverse a buscar proactivamente pareja. Lo normal, estadísticamente, es fracasar; pero además te acercas a la posibilidad de ser funado (lenguaje zetafriendly).
2/2@bonibonito El riesgo de que te metan una denuncia por acoso o agresión sexual falsa hace que no compense el esfuerzo. Incluso si triunfas, luego está el riesgo de denuncias falsas por maltrato o que te arruinen con el divorcio.
El ligue es una convención cultural que se puede analizar de la misma forma que se analiza el apareamiento de los pingüinos. Existen constantes o, al menos, recurrencias interculturales.
Yo sé que es muy fascista decir esto, pero:
1) Nadie se siente atraído sexualmente por alguien de ánimo derrotado. Es necesario desprender cierta vitalidad y vigor, y esto a su vez remite a la jovialidad, la energía y la ilusión. Por ende, hermano, si quieres follar, tienes que estar seguro de ti mismo.
2) Aunque el sexo se puede conceptualizar como una actividad lúdica, siendo que tal cosa lleva a la cosificación (y aquí a Charo le explota la cabeza, ya que no concibe que libertad sexual y mercantilización de los cuerpos se autoimpliquen), tiene una función biológica, que no es otra que la reproducción. Por ello, en la selección de la pareja sexual, por mucho que no se pretenda tener hijos con la misma, opera un mecanismo de selección genética y epigenética.
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3) Somos animales comunitarios y nuestra imagen importa. Y no sólo la física, sino la posición social. Qué dicen los demás de nosotros importa e influencia a las posibles parejas.
4) En parte por el punto 3, no decimos la verdad. Si quieres saber qué piensa o prefiere una persona, fíjate en cómo se comporta, no en lo que dice (esto no quiere decir que se deba insistir o forzar a nadie, pero sí que, a excepción de afirmaciones tajantes y contundentes, las palabras son siempre ambiguas y que es mucho más fiable ver qué dicen los ojos o la pose).
5) Por regla general, y no sólo por miedo a la condena social, la mujer va a ser especulativa y contemplativa. La iniciativa la mayoría de las veces la llevará el varón.
6) El punto 5 marca la diferencia entre los ganadores y los perdedores de la carrera por la perpetuación. Más hoy que nunca, hay que ser valiente para, siendo hombre, atreverse a buscar proactivamente pareja. Lo normal, estadísticamente, es fracasar; pero además te acercas a la posibilidad de ser funado (lenguaje zetafriendly).
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#3 #3 oldesnake dijo: #2 @bonibonito El riesgo de que te metan una denuncia por acoso o agresión sexual falsa hace que no compense el esfuerzo. Incluso si triunfas, luego está el riesgo de denuncias falsas por maltrato o que te arruinen con el divorcio. @oldesnake Sin duda. Estamos vendidísimos. Las estadísticas no mienten, más de la mitad de los matrimonios acaban en divorcio. Hay que tener las cosas muy claras para aventurarse. Y si hablamos sólo de romance, sin boda en mente, te van a consumir las ganas de vivir y te van a destrozar la paz mental con sus altibajos emocionales constantes y sus demandas hasta que, cuando te tengan postrado y domado, te den la patada porque "inserte aquí victimización".
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