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Pues a mí me gustaría que hiciesen chistes en mi funeral recordando gilipolleces conmigo y similares. Mucho mejor que imaginarme a un montón de gente llorando por mí. ¿Quién querría eso? A mí no me gusta la idea de que la gente llore y sufra mucho por mi muerte, quiero que aprovechen el funeral para recordarme y salir de ahí alegres y con la vista en el futuro, no con los ojos llorosos y cara de tristeza por algo que al final es parte inevitable de la vida. Que monten una fiesta incluso, una fiesta en mi honor donde todos se diviertan. Eso estaría bien.
Pero no, mucho mejor considerar que cualquiera que no se envuelva en tristeza e intente animar a la gente y recordar con gracia al difunto está faltando el respeto.
Abramos un debate sobre los límites del humor, va.
Yo a los velatorios que he ido siempre han contado chistes; me pareció muy raro, pero la gente allí agradecía un momento de distensión para quitarle hierro al asunto.
Un familiar mío siempre contaba que la mejor noche de su vida, en plan risas, fue en un velatorio en Burgos.
Así es la vida!
#1 #1 lechosito dijo: Abramos un debate sobre los límites del humor, va.@lechosito Abramos un debate por su retraso de poner 'yo' en primer lugar.
#1 #1 lechosito dijo: Abramos un debate sobre los límites del humor, va.@lechosito ¿Para qué, para que cuando lleguemos a la política venga la caverna mediática de 13TV a echar mierda? No, gracias.
Todos se lo toman diferente.
Algunos cuentan chistes para recordarlo con alegria, otroa se ponen tristes, etc...
Lo que tendrían que hacer es hablar con él y decirle que les molesta que diga chistes ahí, y listo.
A mi también me gustaría que pusieran música que me gustaba y que estén alegres, aunque si quieren estar tristes que sea 1 día máximo, luego alegrarse pensando que estoy bien ;).
Sois unos insufribles tú, tu mamá y todos los asistentes.
Respeto... O un par de bofetadas. Yo recuerdo que hace tiempo pasé cerca de una Iglesia con el hermano pequeño de mi ex novia y cuando vio a un grupo de personas en la salida de la Iglesia todos de negro a causa de algún funeral o algo por el estilo, el crío gritó: ¡Fiesta, fiesta! (no se en qué estaría pensando el niño).
El crío tenía 7 años, pero la vergüenza que pasé y la cara que se les quedó a esas personas no se me olvidará.
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