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El pensamiento y la forma de ser no han de imponerse, mientras todo quede en un plano de ideas o de no perjudicar a nadie, cada uno ha de ser libre. El problema es cuando pasa de ese plano a ser un riesgo o a afectar la esfera personal de las personas.
Un antivacunas con su actitud pasiva de no vacunarse, está generando un riesgo creciente por cada antivacunas. ¿No merece esto un reproche? Y no es el único caso.
Precisamente uno de los ejemplos que das se caracteriza por imponer algo a los demás: si eres antiabortista, por definición, quieres imponer a los demás que no se pueda abortar.
No puedo ser tolerante con alguien que pretende quitarme un derecho, no puedo tomármelo como "una simple opinión" si esa persona tiene voto y puede imponerme (ley mediante) su moral.
No creo que aquí haya nadie que intente imponerse ante nadie. Ni siquiera creo que las conversaciones más acaloradas con los trolls más enfermizos de por aquí (que son unos aficionadillos en comparación con los que te encuentras en otras partes) tengan ninguna trascendencia real luego en la vida de cada uno. Me parece que hay que distinguir entre el usuario y la persona.
La libertad de pensamiento llega hasta que ese pensamiento se traduce en acciones que atentan contra lo que consideramos un derecho ajeno (para los antiabortistas, el derecho del bebé no nacido a vivir; para los veganos, el derecho de los animales a llevar una vida digna; para los pro LGBT+, el derecho de la gente no cis heterosexual a expresar y ejercer libremente su identidad y sexualidad; etc.). En ese caso defenderemos a quienes nuestra propia ideología exige proteger.
#4 #4 peppercat dijo: La libertad de pensamiento llega hasta que ese pensamiento se traduce en acciones que atentan contra lo que consideramos un derecho ajeno (para los antiabortistas, el derecho del bebé no nacido a vivir; para los veganos, el derecho de los animales a llevar una vida digna; para los pro LGBT+, el derecho de la gente no cis heterosexual a expresar y ejercer libremente su identidad y sexualidad; etc.). En ese caso defenderemos a quienes nuestra propia ideología exige proteger. (sigo) Este discurso de "separemos opiniones de personas" y "todo el mundo puede pensar lo que quiera y nadie debe intentar imponer su punto de vista a otros" solo funciona en papel. Estamos programados por siglos (me atrevería a decir milenios) de evolución social para intentar aplicar nuestras ideas como cambios sociales auténticos, y cuando estos chocan de frente con las ideas de "lo correcto" de otras personas, la lucha por la imposición es un hecho. Es la forma en que las sociedades dan forma a las normas explícitas y tácitas que la rigen (desde partidos políticos intentando imponerse por votos y mayorías hasta las guerras y masacres entre grupos contrarios). Aparte, es una ilusión que la persona y sus ideas sean cuestiones asiladas, porque las segundas están íntegramente basadas en el sistema de valores de la persona, sistema que también define la personalidad en conjunto con el temperamento. Una persona es más que sus ideales, pero los ideales siempre serán parte de ella y evolucionarán, cambiarán o se reafirmarán en función de sus experiencias y desarrollo personal. Son partes inseparables la una de la otra, y a menudo crean más cohesión o división en un grupo que factores como lazos sanguíneos o relaciones de muchos años. Es parte de nuestra naturaleza social. Nadie puede realmente imponerte como pensar, salvo casos extremos como un lavado cerebral. Pero todos estaremos en una constante lucha para imponer el modo de actuar para alinearlo con nuestros valores, que es al final de cuentas lo que nos importa.
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