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Pues yo creo que aún hay un factor todavía más importante que ninguno de los dos nombrados y que está por encima de la fe que se pueda tener o todos los conocimientos y previsiones aplicadas.
La suerte. (la buena, y según siempre para quién XD)
Y eso sí que es tener fe. XD
Mira, los triunfos siempre tienen padres. Los fracasos siempre son huérfanos.
#1 #1 aemilius_paulus dijo: Ah, esto nos retrotrae, cómo no, a las disputas escolásticas sobre la intervención de Dios en el mundo, sobre si se da y sobre, caso afirmativo, cómo se da. Conocida es por todos la tesis de Santo Tomás, que toma de Aristóteles y Avicena, de que no puede existir nada que, en todo momento, esté siendo movido a actuar y existir por Dios. ¿Pero son las causas secundarias meros instrumentos o se puede decir que hay en ellos algún principio activo, aunque subordinado? Los ocasionalistas, como Nicolás de Autrecourt, creían lo primero y hacían afirmaciones como que no existían materiales combustibles, sino que lo que ocurría era que Dios ordenaba que, cada vez que algo que llamábamos material combustible se acercara al fuego, ocurriera la combustión.
La visión que adoptó Tomás tuvo más éxito en el catolicismo que la de los ocasionalistas, entre los cuales puede encontrarse más tarde a Malebranch. Según esta postura, las causas intermedias pueden actuar como eficientes (por usar terminología aristótelica) y se le concede al médico cierta participación en la curación. El médico en ningún caso es causa primera de sí mismo, sino una mezcla de acto y potencia, ser contigente y, por esto mismo, es mantenido en la existencia por algo ajeno a él. Por tanto, desde una perspectiva católica o desde la teología natural, se entiende perfectamente la expresión "gracias a Dios".
Y acabo diciendo que un milagro es una ruptura momentánea de las leyes de la naturaleza, lo cual es distinto a agradecer a Dios la curación de un enfermo por parte de un médico. @aemilius_paulus Me ha faltado un "no". O sea, que para Santo Tomás, todo lo que existe en cualquier momento existe porque Dios lo mantiene en existencia. De todas formas, el tema del ocasionalismo lo trata en el segundo libro del comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, en concreto en (Super Sent., lib. 2 d. 1 q. 1 a. 4 co.), por si alguien tiene la curiosidad.
Ah, esto nos retrotrae, cómo no, a las disputas escolásticas sobre la intervención de Dios en el mundo, sobre si se da y sobre, caso afirmativo, cómo se da. Conocida es por todos la tesis de Santo Tomás, que toma de Aristóteles y Avicena, de que no puede existir nada que, en todo momento, esté siendo movido a actuar y existir por Dios. ¿Pero son las causas secundarias meros instrumentos o se puede decir que hay en ellos algún principio activo, aunque subordinado? Los ocasionalistas, como Nicolás de Autrecourt, creían lo primero y hacían afirmaciones como que no existían materiales combustibles, sino que lo que ocurría era que Dios ordenaba que, cada vez que algo que llamábamos material combustible se acercara al fuego, ocurriera la combustión.
La visión que adoptó Tomás tuvo más éxito en el catolicismo que la de los ocasionalistas, entre los cuales puede encontrarse más tarde a Malebranch. Según esta postura, las causas intermedias pueden actuar como eficientes (por usar terminología aristótelica) y se le concede al médico cierta participación en la curación. El médico en ningún caso es causa primera de sí mismo, sino una mezcla de acto y potencia, ser contigente y, por esto mismo, es mantenido en la existencia por algo ajeno a él. Por tanto, desde una perspectiva católica o desde la teología natural, se entiende perfectamente la expresión "gracias a Dios".
Y acabo diciendo que un milagro es una ruptura momentánea de las leyes de la naturaleza, lo cual es distinto a agradecer a Dios la curación de un enfermo por parte de un médico.
Como dices #2 #2 bonibonita dijo: Pues yo creo que aún hay un factor todavía más importante que ninguno de los dos nombrados y que está por encima de la fe que se pueda tener o todos los conocimientos y previsiones aplicadas.
La suerte. (la buena, y según siempre para quién XD)
Y eso sí que es tener fe. XD
Mira, los triunfos siempre tienen padres. Los fracasos siempre son huérfanos.
los triunfos siempre se los apiola cierto personaje...
Como cuando hay un accidente donde mueren 100 personas y una sobrevive. La que sobrevive es gracias a Dios, y las otras 100 que han muerto... bueno, de eso ya hablaremos otro día, no?
#4 #4 elchipprodigioso dijo: Como dices #2 los triunfos siempre se los apiola cierto personaje...
Como cuando hay un accidente donde mueren 100 personas y una sobrevive. La que sobrevive es gracias a Dios, y las otras 100 que han muerto... bueno, de eso ya hablaremos otro día, no?Supongo que apiola quiere decir apropia/atribuye.
No, lo que yo digo es que un creyente dirá "gracias a Dios" ( y también gracias a los médicos y la ciencia, que tontas tampoco son estas personas)
Y un ateo dirá "gracias a los médicos y a la ciencia".
Entonces, según quienes sean(y sus ideas) el emisor y receptor de éstas palabras, estarán de acuerdo o no.
Y, también he dicho que hay un factor muy determinante por encima de cualquier creencia, estudios y/o preparación, la suerte.
Los creyentes tal vez me crucifiquen, los ateos...no sé.
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