Por favor, respeta las reglas al enviar un TQD
Y entonces tus juguetes cobraron vida y vivieron una maravillosa aventura :D
No, en serio, si no utilizas algo y no lo vas a utilizar nunca es normal que se lo des a otra persona que le vaya a sacar un mayor provecho.
Cuando era pequeño tenía una taza que me encantaba. Era enorme y bonita con un payaso dibujado tocando la trompeta y notas musicales. Mi madre hasta había inventado una canción para el desayuno como si fuera la canción del payaso. Me gustaba por lo que significaba, le tenía cariño.
Un día, fregando los platos a mi madre se le rompió. Yo cogí una rabieta terrible, comencé a llorar y a reprocharle. Mi madre, en vez de consolarme se puso muy sería y con una mirada muy severa me miro fijamente y me dijo: Bueno, cálmate ya, hijo, es solo una taza.
Ese hecho me marcó increiblemente hasta el día de hoy. Comprendí que los objetos materiales tienen el valor justo que puedan tener. Lo demás son sentimientos y recuerdos, y eso no se puede romper ni nos lo pueden quitar jamás.
#2 #2 massive_attack dijo: Cuando era pequeño tenía una taza que me encantaba. Era enorme y bonita con un payaso dibujado tocando la trompeta y notas musicales. Mi madre hasta había inventado una canción para el desayuno como si fuera la canción del payaso. Me gustaba por lo que significaba, le tenía cariño.
Un día, fregando los platos a mi madre se le rompió. Yo cogí una rabieta terrible, comencé a llorar y a reprocharle. Mi madre, en vez de consolarme se puso muy sería y con una mirada muy severa me miro fijamente y me dijo: Bueno, cálmate ya, hijo, es solo una taza.
payasos e infancia nunca han ido de la mano.
Ni que fueses el chaval de Toy Story!
#4 #4 ClaviculaNox dijo: #2 payasos e infancia nunca han ido de la mano.Why so serious?
A ver cuando prohíben publicar TQDs a menores de 12 años, por favor...
Yo puedo entender eso, me pasó lo mismo al donar el abrigo azul con el que salía a jugar de peque. Era un abrigo horrible y gastado, pero como #2 #2 massive_attack dijo: Cuando era pequeño tenía una taza que me encantaba. Era enorme y bonita con un payaso dibujado tocando la trompeta y notas musicales. Mi madre hasta había inventado una canción para el desayuno como si fuera la canción del payaso. Me gustaba por lo que significaba, le tenía cariño.
Un día, fregando los platos a mi madre se le rompió. Yo cogí una rabieta terrible, comencé a llorar y a reprocharle. Mi madre, en vez de consolarme se puso muy sería y con una mirada muy severa me miro fijamente y me dijo: Bueno, cálmate ya, hijo, es solo una taza.
, me di cuenta entonces de que tenía un valor real y a su vez un valor sentimental para mí. Pero es una sensación buena, más o menos agridulce.
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